lunes, 4 de octubre de 2010

Feria Chaco 2010: El arte boliviano contemporáneo muestra su madurez en Chile


La galería cruceña Kiosko ha presentado la obra de seis artistas bolivianos en la Feria Chile Arte Contemporáneo (Chaco 2010), una muestra de lo más relevante que se está gestando y produciendo en la Bolivia de hoy.

Se trata de los artistas Alejandra Alarcón, Roberto Valcárcel, Douglas Rodrigo Rada, Andrés Bedoya, Raquel Schwartz y Roberto Unterladstaetter, que comparten espacio nuevamente en la segunda versión de este evento, que se realiza cada primavera en Santiago de Chile. Pensado como una plataforma de encuentro y debate, Chaco 2010 reúne a 45 galerías de arte de Argentina, España, Colombia, México, Guatemala y Brasil.


“Se habla que somos una de las galerías más coherentes: tenemos una propuesta, hay fuerza en el diálogo y en el discurso. A Kiosko le interesa eso: ser una plataforma y un espacio que hable, que pueda proponer y que pueda comunicar a través de los artistas”, dice Raquel Schwartz, artista, directora de Kiosko y curadora de la muestra presentada en Chaco.

Sin que estén necesariamente conectadas una con la otra, la obra seleccionada pertenece a “artistas que trabajan un al límite, no son complacientes y mas bien tienden a inquietarte, provocarte, hacerte pensar”, afirma Raquel.

La aseveración tiene su contrapunto. Como dice el filósofo, historiador y curador peruano José Luis Falconi: “El arte contemporáneo -y cualquier tipo de arte- tiene que ser sorpresivo, novedoso, pero que esa novedad tiene que estar ligada a un rigor. No tiene que ser necesariamente chocante o absolutamente contrario a los normas, a veces ese algo es un simple objeto que rompe moldes, pero esa ruptura está siempre en relación con una tradición”.

Los artistas y su obra
Ahí esta la obra de Alejandra Alarcón. Artista cochabambina nacida en 1976, estudió sociología en la Universidad Mayor de San Simón y Artes Visuales en México. Trabaja intermitentemente en ambos países y su obra –acuarelas en tonos amables, ilustraciones de apariencia inocente, temática acaso sórdida, y videos- ha sido premiada y exhibida en galerías en Italia, China, Estados Unidos y España, entre otros países.


En Chaco, Alejandra presenta cuadros de la serie Amorte, recorriendo el simbólico mundo de las relaciones de pareja, a partir de tres personajes: él, ella y el conejo muerto que cuidan, único equilibrio de una realidad falaz que no termina de desvanecer. Ha pintado también sobre una Rapunzel que no se corta las trenzas o una Caperucita que seduce al lobo, pero no siguiendo la inspiración de los cuentos infantiles, sino en el afán de rebelarse ante los arquetipos que éstos inspiran.

Al fondo se expone la obra del artista conceptual Douglas Rodrigo Rada. Nacido en La Paz y formado en México, Rodrigo escoge el medio –dibujo, video, escultura- para dejar fluir a los contenidos que dice le rondan desde hace varios años. “Toda la obra es como una compulsión de signos y utilizas el medio que te sirve para dejar más claro el mensaje”. Y ése no es más que la otredad, la tensión entre lo uno y lo otro, representada a través del blanco y el negro.


Las grandes manchas negras que antes caracterizaban a sus dibujos han dado paso a una serie de garabatos que, dice él- representan de manera más emocional lo que antes decía en blanco y negro. Así, en Chaco expone esos dibujos logrados de manera casi obsesiva o que se complementan con agujas o un antiguo metro de carpintero con un Cristo crucificado que combina con una cruz hecha de dados.

Roberto Unterladstaetter es cruceño, ha estudiado diseño gráfico y comunicación social. Trabaja en Simple, un estudio de diseño y comunicación visual que respalda el funcionamiento de la galería Kiosko, de la que además es socio. Su obra ha sido parte de exposiciones individuales y colectivas y le ha merecido el gran premio de la Bienal de Artes Visuales de Santa Cruz en 2008.

Lo que Roberto define como arte político es siempre una declaración de principios. Ha usado el afiche, el video, las performances y la fotografía para revelar o denunciar las ambigüedades o contradicciones que le provocan. En Chaco, expone la serie “Tapetes” o montajes fotográficos que asemejan esos tejidos a crochet que antes vestían los electrodomésticos, pero que en este caso son fotos pornográficas bajadas de Internet, recortadas y pegadas una a la otra. “Son parte de un proceso bastante crítico que se inició hace tiempo y que hablan sobre el uso de la mujer”.

Siguiendo el largo proceso de instalaciones e intervención de espacios, Raquel Schwartz presentó en Chaco una serie de lienzos forrados con peluche rosado. El material es como una constante en una obra que aborda varias temáticas, desde la cirugía plástica hasta una jaula urbana, con un eje: la ilusión. “Esa es mi obra: yo forro espacios con peluche rosado. Mis instalaciones tienen que ver con esa idea de espacio ilusorio, como hogares, casitas, espacios hogareños de casas”, dice la artista visual.

La propuesta en Chaco es como “una alternativa a la historia del arte: un paisaje, un paisaje interior, un abstracto, un  vacío y un bodegón”. Además, expone un chal tejido en cinta de casette como una escultura movible y efímera, y una intervención del suelo, donde ha pegado retazos de peluche y que han sido desdeñosa y anónimamente desplazados por el paso de los curiosos que pasean el stand de Kiosko. 

La plataforma de arte
Acaso lo más relevante de la participación de Kiosko en Chaco 2010 sea la reafirmación del proyecto de la galería como una plataforma para generar proyectos y espacios para la manifestación artística de la diversidad contemporánea actual en Bolivia.

El programa Residencias es una confirmación de ese espacio dinámico en pleno funcionamiento. Consiste en la reunión de un artista boliviano y un artista internacional que conviven por dos meses en una casa, trabajando, reflexionando e intercambiando experiencias en un contexto de colaboración.

Hasta ahora ha beneficiado a 8 artistas bolivianos y 8 provenientes de Argentina, Brasil, Colombia, Australia y Canada. “Es increíble cómo ha cambiado la visión y la manera de ver el arte en los artistas bolivianos… les da la oportunidad de hablar de arte, (y lograr) un intercambio fluido de conceptos, ideas, problemas, similitudes, diferencias, que enriquece muchísimo”, afirma Raquel.

De paso, se desdibujan los prejuicios sobre el arte contemporáneo en Bolivia. “En nuestro país hay una producción artística contemporánea única, joven, muy buena y según el curador peruano argentino Gustavo Buntinx, estamos pasando por el mejor momento de Bolivia en el arte”, concluye.

(Publicada en el diario Página Siete, el 3 de octubre de 2010)