Enough of the mistery... me fui al supermercado y estaba lleno (lo cual no es muy agradable para los "ucurrunas estacionarios" como yo) pero mientras recorriamos -Pedrito, Laurita y yo- los pasillos nos encontramos con el aperitivo preciso, el que nos habíamos antojado: carpaccio de res, doritos para los niños, queso, maní, nada espectacular pero rico.
Es una reunión especial, la que se sucede en torno al aperitivo de los viernes. Para mi es como el recogimiento, el evento que me permite dejar atrás las preocupaciones de la semana, ponerme en pausa, desacelerar el ritmo, sustraerme de las obligaciones. Me permito gozar de los niños, que ponen la música que les gusta, que cantan a gritos y bailan a rabiar... A veces también me gusta bailar con ellos. Me gusta mirar el verde del jardin en verano, sentir la brisa del verano, no hablar.
Esta vez escuchamos a Rush. A Pedro le encanta Rush, porque le gusta a su papá y quisiera comenzar a describir la cara de orgullo de Alfredo, que lo mira con inacabable ternura, mientras Pedrito baila y se contorsiona al ritmo del rock. Luego sigue Laurita, que está haciendo lo mismo que su hermano. Son tan ricos... La música se oye a todo volumen, son más de las nueve y está empezando a oscurecer. En la penumbra seguimos bailando y cantando. Qué pena que nos tenemos que ir a dormir.
lunes, 2 de febrero de 2009
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