No es el tipo de fechas que registro en la memoria: la muerte de Julio Cortázar, ocurrida en un día como hoy, jueves, hace veinticinco años. Eso dicen los diarios. Así me enteré y así partí en un alocado e intermitente recorrido por su literatura que durante tanto tiempo me ha colmado el alma. No puedo precisar tampoco el momento que le conocí. Estuve prendida a "Rayuela" por varios años, leyéndola primero de la manera convencional, luego según el orden recomendado por el autor. Fue una lectura dolorosa, creyéndome la Maga, traspolando esas historias a las propias que se sucedian afuera de las páginas y lejos de las palabras, muy lejos. En medio de ese frenesí, me aventuré por sus poemas, sus cuentos y otras divagaciones. Recuerdo que escuché el audio de La Casa Tomada, con la voz del propio (o impropio) Cortázar. El cuento del vampiro Duggu Van me estremece una y otra vez. La Autopista del Sur me acompaña cuando tropiezo con alguna trancadera. Hasta ahora, siendo madre, me es imposible siquiera repasar el capítulo 28 de Rayuela. Leo los mismos cuentos y los mismos poemas, de puro deleite. La fecha ya no pasará desapercibida seguramente. Pero es sólo la fecha, todo lo demás siempre regurgita.
http://www.elpais.com/articulo/opinion/plenitud/intermitente/Rayuela/elpepiopi/20090212elpepiopi_11/Tes
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